Fecha de fallecimiento: 22 de agosto de 2017
El enólogo Ezequiel García Martínez, ‘el brujo’, falleció el pasado martes 22 de agosto, rodeado de su familia, a la edad de 86 años. Nacido en Anguciana (La Rioja) en 1930, ha formado parte de ese reducido grupo de pioneros que revolucionaron la Enología española del siglo XX. Espectador privilegiado de una época ya lejana, en la que las bodegas recibían carros de comportas repletas de uvas para fermentar en tinas abiertas, ha sido protagonista, también, de una etapa de modernidad, presidida por la renovación tecnológica y la eclosión del Rioja en el mundo. Porque Ezequiel García ha sido uno de los más celebrados exponentes de la magia del vino, un excepcional alquimista que supo atesorar los viejos arcanos de un mundo pretérito y mezclarlos con los nuevos hallazgos de un universo cambiante. El vino de ayer y el vino de hoy, entrelazados, en la memoria. Esa trayectoria, dilatada y ejemplar, fue reconocida en 2004 por la Federación Española de Asociaciones de Enólogos, que le otorgó la Medalla de Oro al Mérito Enológico, un honor que llevó a gala con legítimo orgullo y especial satisfacción.
Formación e inicios profesionales
Sexto hijo de una familia de ocho hermanos, vivió la pasión por el vino desde su infancia, dado que su familia disponía de viñedos propios y de una bodega artesanal. Gracias a su tesón y a su buena disposición para el trabajo y el estudio, el joven Ezequiel fue capaz de destacar con los libros sin dejar de ayudar a su padre, que además de agricultor, era comisionista de vinos, actividad con la que estableció, incluso, negocios con bodegas del País Vasco y Galicia. Según el criterio del maestro del pueblo, disponía de capacidad y aptitudes suficientes para cursar una carrera universitaria. No se equivocó. Comenzó la licenciatura de Ciencias Químicas en Zaragoza, donde había realizado el Bachillerato, y la concluyó en Oviedo. En 1954 obtuvo el título de Maestro Viticultor y Bodeguero en la Estación Enológica de Haro (La Rioja), y en 1959 comenzó a prestar sus servicios como técnico enológico en la Compañía Vinícola del Norte de España (CVNE), donde compatibilizó su trabajo enológico con la organización de la bodega. Su buen hacer contribuyó al prestigio de marcas que ya son clásicas, como “Imperial”, “Viña Real” o el famoso “Monopole”. Obtuvo el título de Maestro Industrial (rama enológica) en la Escuela de Enología de Requena (Valencia), y en 1973 amplió su formación en la Estación Agronómica y Enológica de Burdeos, bajo la dirección del prestigioso Dr. Émile Peynaud.
De Guiloche a Bodegas Olarra
Un año después, en 1974, dejó CVNE para incorporarse a un atractivo proyecto que estaba alumbrándose en Logroño, una iniciativa que, en un principio, se denominó Bodegas Guiloche pero que, antes de ver la luz, se rebautizó como Bodegas Olarra. Allí, demostró gran entrega y profesionalidad, cualidades que supo conjugar con las dosis adecuadas de intuición y espíritu innovador. El resultado fue casi inmediato, ya que la flamante bodega se colocó pronto a la vanguardia de Rioja merced a la calidad de sus vinos. La comunión entre Ezequiel García y Bodegas Olarra se prolongó, de manera fructífera, hasta su jubilación, a finales de 1995.
El “truco final”
Pero “el Brujo” aún tenía reservado el “truco final”, ese recurso imposible sólo al alcance de los mejores. Y en 1997, junto a un grupo de amigos, puso en marcha una bodega artesanal en su pueblo natal, “Doña Toda”, para elaborar un producto propio y de calidad, sin intermediarios ni ataduras, con la libertad de poder mezclar y envejecer a su gusto los mejores vinos jóvenes.
Con ese mismo espíritu de libertad ha disfrutado desde entonces del dibujo, la conversación y el recuerdo. En diciembre de 2014 presentó, precisamente, en Bodegas Doña Toda, el libro “La Rioja en mi memoria. Cuaderno de apuntes”, una obra sencilla y emotiva que recrea escenas, labores y personajes de toda una vida dedicada a la Enología. En los últimos meses su estado de salud había experimentado un progresivo deterioro y la semana pasada requirió el ingreso hospitalario. El jueves día 22 agosto, muy de mañana, dijo adiós. Se ha ido, tal vez, el decano de la Enología española, uno de los más ‘grandes» profesionales del vino riojano y español de los últimos sesenta años. Se ha marchado la magia del vino, «el brujo». Descanse en paz.