Fernando Remírez de Ganuza, uno de los grandes bodegueros de la Rioja Alavesa, falleció en Barcelona el pasado martes día 19 a los 73 años de edad. Ingeniero agrónomo de formación, innovador y emprendedor, en 1989 llevó a cabo su sueño en la localidad de Samaniego (Álava), donde fundó la bodega que lleva su nombre como una apuesta personal para aplicar todo la experiencia acumulada.

Desde sus inicios, una idea sobrevoló siempre el proyecto: convertir la uva en protagonista, ser fiel al terruño. Para ello, Remírez de Ganuza realizó una selección exhaustiva del fruto, interviniendo lo mínimo posible en el proceso de elaboración para mantener una lealtad absoluta a la añada y a la viña.

La actividad que desarrolló el bodeguero en las décadas de los setenta y ochenta en la Rioja Alavesa, dedicada a la compra-venta de viñedo viejo, le permitió seleccionar las fincas más apropiadas de la región para desarrollar su iniciativa.

A lo largo de los años, se han ido incorporado elementos al proceso de elaboración y crianza que han hecho de Remírez de Ganuza una bodega pionera en la aplicación de nuevas técnicas. “La innovación desde los inicios ha sido una constante”. mantienen fuentes de la empresa, “ya que año tras año se incorporan mejoras para elevar la calidad de los vinos”.

Elementos como la mesa de selección, las cámaras de frío o el uso de barricas nuevas para la crianza de los vinos, pueden ser a fecha de hoy comunes en otras bodegas de prestigio internacional, pero no lo eran en el momento en que se aplicaron. Otros elementos como la bolsa utilizada en la extracción del Trasnocho o la máquina para lavar la uva con su propio mosto son ejemplos de la continua innovación y búsqueda de la calidad que siempre caracterizaron a Remírez de Ganuza. Asimismo, en el año 2010 José Ramón Urtasun se incorporó al proyecto, comenzando así una nueva etapa para la bodega fundada por Fernando Remírez de Ganuza.