La evidencia científica demuestra que el consumo moderado de vino tinto potencia los efectos protectores de una alimentación basada en la dieta mediterránea. Así lo puso de relieve la doctora Maira Bes-Rastrollo, catedrática del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra, en el marco de la XIV edición del Congreso Internacional Dieta Mediterránea, que se celebró los pasados días 20 y 21 de marzo en el salón Alimentaria de Barcelona.
Durante la ponencia titulada “Efectos del consumo moderado de vino dentro de la dieta mediterránea”, la doctora Bes-Rastrollo destacó que la “exclusión del consumo moderado de vino tinto de la definición de la dieta mediterránea podría reducir su efecto protector”. Del mismo modo, hizo hincapié en que el consumo de vino debe ser ligero-moderado y responsable, integrándolo siempre en las comidas a lo largo de la semana.
Igualmente, la investigadora de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra señaló que los resultados preliminares del estudio Prevención con Dieta Mediterránea (Predimed) apuntan a que la protección ante enfermedades cardiovasculares de este tipo de alimentación, sin un consumo moderado de vino en las comidas, se reduce en un 12%. Los resultados científicos también permiten observar que la edad, el sexo y el patrón de consumo son factores determinantes en los efectos del consumo de alcohol en la salud.
Patrón mediterráneo
A lo largo de su intervención, la Dra. Bes-Rastrollo explicó que si los hombres y las mujeres mayores de 50-55 años optan por beber alcohol, deberían hacerlo dentro del patrón de la dieta mediterránea. Esto significa realizar un consumo moderado o ligero de vino tinto siempre con las comidas, distribuido paulatinamente a lo largo de la semana y evitar cualquier «atracón». Para edades más jóvenes, Bes-Rastrollo mencionó que lo mejor es reducir el consumo de alcohol al máximo posible.
Numerosos hallazgos científicos, de acuerdo a fuentes de FIVIN, “demuestran que el vino con moderación se relaciona con una alimentación y estilo de vida mediterráneo y su consumo tiene contrastados beneficios en la salud, siempre hablando de adultos mayores de 50 años sanos”. No obstante, la fundación dedicada a la investigación del vino y la nutrición recuerda, del mismo modo, los peligros para la salud de un consumo abusivo y sus efectos perjudiciales en la sociedad. En este sentido, FIVIN trabaja desde 1992 para divulgar la importancia de la moderación en la ingesta del vino y la necesidad de evitar el consumo abusivo. “Cualquier estudio sobre el vino y la salud”, indican las mismas fuentes, “no reemplaza el consejo médico de un profesional”.
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