El Comité Europeo de Empresas Vitivinícolas (CEEV) acaba de publicar un manifiesto en defensa del vino y contra “la demonización de las bebidas alcohólicas” ante la difícil situación que atraviesa el sector desde hace años y los ataques que viene recibiendo desde distintos ámbitos políticos, sociales y sanitarios. Con el telón de fondo de las elecciones al Parlamento Europeo, que en España se celebrarán el próximo día 9 de junio, la patronal comunitaria del vino ha elaborado un documento, en el que identifica los desafíos y las soluciones que, a su juicio, deberían implementarse para lograr “un enfoque coherente e integrado bajo el nuevo mandato de la UE para asegurar un futuro próspero”.
“Eventos climáticos extremos impredecibles, inflación, aumento de los costos de producción, incertidumbre geopolítica, demonización de las bebidas alcohólicas… el sector vitivinícola de la UE se enfrenta a una serie de desafíos estructurales y coyunturales que están poniendo en peligro su sostenibilidad a largo plazo”, ha declarado Mauricio González-Gordon, presidente del CEEV.
«El sector vitivinícola de la UE aporta importantes beneficios”
«El sector vitivinícola de la UE aporta importantes beneficios a nuestra sociedad”, añade, “por lo que es nuestro patrimonio, nuestras zonas rurales y su economía los que están en riesgo». De acuerdo a los datos facilitados por el CEEV, con tres millones de empleos directos, un impacto fiscal positivo de 52.000 millones de euros y un valor de mercado superior a los 100.000 millones de euros, el sector vitivinícola sigue siendo una piedra angular de la economía comunitaria, particularmente en las zonas rurales donde desempeña un papel crucial en la lucha contra la despoblación. “Sin embargo, en medio de su importancia económica”, sotiene el CEEV, “los desafíos climáticos, regulatorios y sociales plantean barreras importantes para la sostenibilidad del sector y lo están poniendo en riesgo».
Seis prioridades estratégicas
En respuesta a estos problemas que califica de “apremiantes”, la patronal vitivinícola ha identificado seis prioridades estratégicas “destinadas a fomentar la resiliencia, la innovación y el crecimiento sostenible”:
- Reforzar una Política Agrícola Común (PAC) orientada al mercado que impulse la competitividad y reduzca la complejidad administrativa.
- Conciliar tradición e innovación en la legislación de la UE para adaptar los productos vitivinícolas a las nuevas expectativas, demandas y tendencias de los consumidores, preservando al mismo tiempo la cultura del vino.
- Apoyar la resiliencia climática y la transición verde definiendo los principios de la producción vitivinícola sostenible, priorizando medidas de mitigación y reconociendo los servicios ecosistémicos.
- Reforzar el mercado único de la UE y reducir los costos de marketing armonizando completamente las regulaciones, promoviendo la digitalización y facilitando el comercio electrónico para las empresas vitivinícolas.
- Mantener una estrategia comercial ambiciosa de la UE que persiga una estrategia comercial asertiva de la UE para ampliar el acceso al mercado, abordar las barreras comerciales y proteger los productos vitivinícolas de disputas comerciales no relacionadas.
- Adoptar una política sanitaria de la UE coordinada, pragmática y basada en la ciencia que diferencie entre el consumo moderado de vino y el abuso de alcohol y fomente diálogos constructivos.
«Necesitamos”, ha afirmado Ignacio Sánchez Recarte, secretario general del CEEV, “un enfoque vitivinícola coherente en el ámbito político para actualizar las leyes y hacer frente a los ataques injustos a nuestra cultura vitivinícola. Sólo entonces podremos garantizar la fortaleza duradera del sector vitivinícola de la UE y seguir ofreciendo una diversidad, un patrimonio y una excelencia incomparables en cada botella”.
“Nuestro manifiesto”, subraya, “incluye un conjunto de propuestas concretas para salvaguardar nuestro rico patrimonio, promover el crecimiento sostenible y asegurar un futuro próspero para el vino europeo”.
Respecto a la ‘demonización’ del vino y las bebidas alcohólicas
El análisis realizado por el Comité Europeo de Empresas Vitivinícolas, concluye que “en los últimos años ha surgido un creciente movimiento que intenta demonizar las bebidas alcohólicas”. “Cada vez”, mantiene, “se da más cobertura mediática a artículos, publicaciones y titulares que, de manera demostrable, se basan en estudios que parten de suposiciones y modelos simplistas que, a menudo, no consideran toda la evidencia científica existente ni incluyen factores del estilo de vida”.
La difusión de estos artículos y publicaciones incompletas o sesgadas está dando lugar, en opinión del CEEV, “a recomendaciones políticas desproporcionadas y no basadas en evidencia, que no respetan la distinción fundamental entre el abuso de alcohol y un consumo moderado de vino dentro de un estilo de vida saludable y equilibrado”.
Desde el punto de vista de la patronal europea de empresas vitivinícolas, “estas recomendaciones políticas tienen como objetivo imponer un enfoque restrictivo que abarque las prohibiciones de publicidad, las políticas fiscales o el etiquetado de advertencias sanitarias”. En este sentido, añade que la Ley irlandesa de salud pública (alcohol) de 2018 “es la materialización más evidente de cómo estas recomendaciones políticas desproporcionadas podrían conducir a una legislación concreta e impactar en el sector vitivinícola”.