Vicente Sánchez-Migallón (Manzanares, 1961), es enólogo, ingeniero técnico agrícola y, sobre todo, emprendedor. Probablemente, el mayor ‘todoterreno’ del sector vitivinícola español. Se ha dedicado al mundo del vino en todas sus facetas y ha contribuido decisivamente a la regulación y habilitación de la profesión enológica en España, además de impulsar concursos, ferias internacionales y eventos vitivinícolas, comercializar productos enológicos, elaborar vino y prestar asesoramiento analítico. Una trayectoria dilatada, intensa y versátil que llegó a compatibilizar con cargos de representación institucional, ya que, durante años, presidió la Federación Española de Asociaciones de Enólogos (FEAE) y alcanzó la máxima representación en la Unión Internacional de Enólogos (UIOE). Teniendo en cuenta la cantidad de vinos que, como el poeta decía, “hemos leído juntos”, nos adentramos en diversos temas con franqueza.
Faltan pocos días para que comience Fenavin, un referente del sector vitivinícola español. ¿Qué expectativas tiene como profesional para esta edición? ¿En qué ha contribuido este evento desde que iniciara su andadura en el 2001?
Sin duda es uno de los eventos más importantes en el sector vitivinícola español. Desde su primera edición en 2001, ha logrado convertirse en un referente en el sector, gracias a la gran participación de bodegas, distribuidores, importadores y profesionales de todo el mundo y por la apuesta institucional de la provincia de forma continua, lo cual ha sido imprescindible. La importancia radica en que contribuye a la promoción del vino español en el mercado nacional e internacional, consolidando su presencia en países donde ya se consume vino español y abriendo nuevos mercados en otros países. También es un lugar de encuentro para los amantes del vino, donde tienen multitud de conferencias, catas, presencia de personas relevantes de la cultura, etc. además hay conferencias técnicas de temas de actualidad y del mercado internacional. Es decir, un 360 grados del sector.
Precisamente, uno de sus proyectos, Enopassion, surgió con motivo de la celebración de la I Edición de Fenavin en 2001. ¿Cómo ha cambiado el sector desde entonces?
Puedo decir con orgullo que nosotros formamos parte de la historia de Fenavin. En sus inicios la apuesta era muy complicada, por parte de la Dirección de la feria se nos pidió participar activamente y así lo hicimos durante más de 12 años, creando la Galería del Vino, referente a nivel internacional, no solo por el número de vinos expuestos sino por el orden que creamos en la posición de los vinos. Hicimos una asamblea general de la Unión Internacional de Enólogos, conferencias anualmente, etc. Ha sido un orgullo haber colaborado y estamos a disposición.
En cuanto a la evolución del sector vitivinícola en las dos últimas décadas, ha experimentado una serie de cambios significativos que han afectado a la forma en que se produce, se comercializa y se consume el vino, son años inigualables y que nos ha posicionado de forma internacional.Uno de los principales cambios es la mejora en la calidad de los vinos. Las bodegas han realizado importantes inversiones en tecnología y han mejorado sus técnicas de producción, lo que ha permitido elevar la calidad de los vinos españoles a niveles internacionales.
Otro cambio importante, en la forma de comercialización y distribución de los vinos. Hay muchas más personas trabajando en la comercialización y, sobre todo, en las exportaciones. Además, la aparición de internet y las redes sociales han permitido a las bodegas llegar a un público más amplio y diverso. Pero el sector como es norma en cualquier parte de la vida, tiene serios problemas a resolver, el cambio climático, el cambio en las tendencias del consumo, la falta de márgenes en los productos comercializados, pérdida de identidad en algunas de las zonas de España. Por lo tanto, se sigue enfrentando a desafíos y debe continuar adaptándose a las nuevas tendencias y demandas del mercado para mantener por lo menos su actual competitividad.
¿Qué opina sobre el bajo consumo de vino en nuestro querido país? ¿Tendrá algo que ver lo que dice Denis Dubordieu, profesor de Enología en la universidad de Burdeos: “En España hay que volver a hacer vinos para beber, no para impresionar”?
Si bien es cierto que hace unas cuantas décadas el consumo en España era muy superior al actual, conviene relativizar los datos y ponerlos en el contexto de la época actual. De este modo, las cifras hablan por sí solas. El consumo de vino en España está entre uno de los más altos a nivel internacional. De hecho, somos el octavo país del mundo en consumo de litros por persona, con un total de 26,2 litros de media. En cuanto al consumo global, España ocupa la sexta posición, solo superada por Portugal, Reino Unido, Alemania, Italia, Francia y Estados Unidos, según los datos del reciente informe OIV.
En cuanto a la afirmación del profesor Denis Dubordieu, es cierto que el mercado del vino ha evolucionado y se ha vuelto cada vez más competitivo, lo que ha llevado a algunos productores a centrarse más en la creación de vinos complejos y sofisticados, en lugar de vinos simples y accesibles. Sin embargo, también es importante destacar que la calidad del vino es un factor clave para atraer a los consumidores y mantener su fidelidad. No hay dogmas definitivos en el mundo del comercio, lo que parece excelente hoy puede ser no competitivo en diez años, esta es la realidad.
Para las personas que no están en este mundo del vino, hay que promover una cultura del vino más accesible y sencilla, que permita a los consumidores disfrutar del vino sin la necesidad de conocimientos previos o complejos, hay alguna conferencia en Fenavin, que habla de la cata interactiva, esto es un ejemplo.
Hay quien dice que deberíamos desintelectualizar el lenguaje para hablar de vinos, ¿está de acuerdo?
El ejemplo del mundo de la medicina, me vale para explicarme. Ya que hay diferentes estratos, los médicos hablan con conocimientos científicos, luego transmiten de una forma algo más sencilla, pero difícil comprensión para el ciudadano de a pie y luego están los ciudadanos donde reciben información más somera sobre las diferentes cuestiones de enfermedades, pero que existen programas específicos para ello y de compresión para todos. Pues eso debe ser en el mundo del vino…
Es cierto que, en el mundo del vino, hay una tendencia a utilizar un lenguaje muy técnico y especializado para describir los vinos. Esto puede ser intimidante para los consumidores que no tienen un conocimiento profundo del mundo del vino y puede disuadirlos de explorar y disfrutar de diferentes variedades y estilos.
Por otra parte, se observa como si hubiera una campaña en contra del consumo de alcohol, incluyendo al vino. Desde mi punto de vista habría que matizar con más rigor. Un buen parámetro es la recomendación que hacía Isaac Fernández Martin-Granizo, ex presidente de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao en 1988-89, en su interesante libro El Vino y la Salud: “un consumo de unos 400 ml de vino diario está dentro de lo que entendemos como ingesta moderada”. ¿Qué opina?
En este tema hay que ser muy prudentes, yo no voy a reivindicar nada, ni hablar de volúmenes adecuados o no. La vida es un equilibrio permanente, lleno de altibajos en todos los sentidos y que puede y debe influir en tus comportamientos vitales.
Vivimos en una sociedad donde todo es blanco o negro y nos incitan a ello, pero esto es injusto y dañino. En cuanto a ingesta de casi todo tipo de bebidas y comidas el exceso es negativo, las comidas y los refrescos preparados y que, año tras año, aumenta su consumo es negativo para la salud, si se abusa de los mismos.
El vino es una bebida que contiene alcohol fermentado (no es lo mismo al destilado), hay últimamente ataques muy bien elaborados, Por parte de intereses muy importantes, que como digo no quiero entrar al juego. Por lo tanto, debemos reivindicar sus cualidades positivas, según estudios científicos, como:
- Antioxidantes: el vino tinto contiene antioxidantes naturales que ayudan a proteger las células del cuerpo contra el daño causado por los radicales libres, lo que puede prevenir enfermedades como el cáncer y enfermedades cardiovasculares.
- Beneficios cardiovasculares: El consumo moderado de vino puede reducir el riesgo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares, ya que puede disminuir los niveles de colesterol LDL («malo») y aumentar los niveles de colesterol HDL («bueno»). La famosa paradoja francesa.
- Digestión: ya que puede estimular la producción de enzimas digestivas, lo que ayuda a descomponer los alimentos y a mejorar la absorción de nutrientes.
- Relajación: tomar una copa de vino en un ambiente relajado y en compañía puede ayudar a reducir el estrés y a fomentar la relajación.
- Socialización: el vino es una bebida que se comparte y se disfruta en compañía, lo que puede fomentar las relaciones sociales y el disfrute en eventos sociales.
Es importante destacar que estos beneficios solo se aplican al consumo moderado de vino.
Hay quien dice que solo si el vino se asume como cultura -y recuerdo que se han descubierto recientemente testimonios que certifican que lleva entre nosotros 11.000 años-, cerraremos el paso a su indeseable utilización como simple estimulante. ¿Hay algo que añadir?
Pues eso, el vino tiene una larga historia cultural y social en diferentes partes del mundo. Su consumo ha estado ligado a rituales religiosos, en el cristianismo no puede ser más definitorio, el vino ha estado presente en celebraciones sociales, Además, el vino se ha utilizado con fines medicinales y se le han atribuido propiedades beneficiosas para la salud.
Hablando de cultura ¿qué opina sobre acontecimientos como la Gran Cata que se celebra todos los años en Alcázar de San Juan, o sobre actos sobre la cultura del vino en Manzanares con una cata llevada a cargo por María José Huertas, importante sumiller? ¿Y acerca de iniciativas como la puesta en marcha del Jardín de los viñedos, un proyecto educativo y de divulgación de la cultura del vino en Alcázar?
Creo que esos eventos y proyectos son una excelente oportunidad para promover la cultura del vino y educar sobre su consumo responsable. Es un esfuerzo importante y la gente disfruta, se sociabiliza y se pone en valor algo nuestro, de nuestras raíces. Estos eventos permiten a los participantes conocer diferentes variedades de vino, aprender sobre su elaboración y maridaje y apreciar su calidad. Además, son una oportunidad para fomentar el turismo en la región y apoyar al sector del que de una forma o de otra vivimos muchas personas de nuestra región.
Siguiendo con el tema, se observa una peligrosa distancia entre el vino y la juventud, y aquí siempre recuerdo lo que dice el sabio José Vicente Guillen Ruiz en su atractivo libro ‘La cultura del vino para emprendedores’: «El vino es algo más que un bien de consumo”.
Estoy de acuerdo con la afirmación de José Vicente Guillen Ruiz en su libro ‘La cultura del vino para emprendedores’, en la que destaca que el vino es algo más que un bien de consumo. El vino es una bebida que se ha producido y consumido durante siglos en todo el mundo, y es un componente clave de nuestra cultura y tradiciones.
Los jóvenes conforman un grupo tan diverso que no estoy de acuerdo que se piense que no les apasiona el mundo del vino. Ven los viñedos, ven las instalaciones de enoturismo, las diferentes clases de vinos y alucinan. Se están haciendo muchas campañas de promoción para este segmento y diferentes estilos de vinos como espumosos, los parcialmente o totalmente desalcoholizados, que van encaminados hacia ellos. una parte de jóvenes les encanta y si no, les encantará. A otros jóvenes les encanta menos…. Eso es la vida misma.
Dice Pedro Ballesteros, famoso master of wine, que los graneles son la ruina del sector en España, ¿algo que decir a partir de la experiencia de haber puesto en marcha una feria de vino a granel en Ámsterdam?
Estoy seguro, que esta frase está inacabada y que es la parte de un todo, donde se explicaría adecuadamente, vamos a jugar a suponer que opina así, taxativamente, mi opinión entonces es que desconoce una parte importantísima del sector, hay una frase clara, todo vino que está en botella, previamente ha sido granel…
Debemos tender a que el granel debe ser de excelente calidad, entendiendo como calidad un concepto amplio y multidimensional que se utiliza para describir la excelencia o superioridad de algo en relación con su propósito o uso, y puede ser evaluada en diferentes aspectos y niveles de medida.
Decir la expresión indicada es como decir que las personas son el mal y la ruina de la sociedad. Es un disparate, hay que segmentar, frases lapidarias, no hacen más que dañar y querer poner en valor lo contrario y eso descalifica lo indicado. Invito a Pedro Ballesteros a que venga a Ámsterdam y seguro que se le caerán “los palos del sombrajo”. Así voy a recomendar que se haga por parte del departamento de marketing.
¿Podría definirme en tres conceptos su filosofía vitivinícola?
- Terruño: se refiere al conjunto de factores ambientales y culturales que influyen en el cultivo de la vid, considerando el clima, el suelo, la topografía, la exposición solar y las prácticas vitícolas tradicionales. Es un factor crítico para la calidad y la singularidad de un vino.
- Atención al detalle en la elaboración, conservación y embotellado del vino. La elaboración del vino a menudo implica una gran cantidad de trabajo manual y atención al detalle, así como en la conservación y la preparación de los vinos previos al embotellado, teniendo en cuenta el coupage y el afinamiento, para su puesta a punto, es esencial para producir vinos de alta calidad y auténticos.
- Innovación y experimentación: sin duda hay que poner en valor ante un producto tan tradicional la necesidad de innovar y experimentar para mejorar la calidad y la singularidad de sus vinos. La innovación puede incluir el uso de nuevas técnicas de vinificación, la introducción de nuevas variedades de uva o el uso de tecnologías avanzadas para el monitoreo y control de la calidad del vino, así como diferentes tipos de envases de comercialización.
¿Cómo cree que nos puede influir la sequía y en general el cambio climático en la vitivinicultura española en general?
Sí, la sequía y el cambio climático pueden tener un impacto significativo en la vitivinicultura española. En primer lugar, la sequía puede afectar negativamente el crecimiento y desarrollo de las uvas, lo que puede resultar en una menor producción de vino y que a las uvas les puede afectar la calidad del vino.
Por otro lado, el cambio climático puede afectar el clima y las condiciones de crecimiento de la vid. Por ejemplo, las temperaturas más cálidas pueden hacer que las uvas maduren más rápidamente, lo que puede resultar en un mayor contenido de azúcar y una menor acidez en el vino. Me parece que tal como pintan las cosas, la vid será un mal menor por la problemática del cambio climático. Puede afectar a la sociedad entera de una forma dramática.
De cualquier forma y pensando en positivo, la industria vitivinícola adopte prácticas sostenibles y de adaptación para hacer frente a estos desafíos y mantener la calidad y la competitividad de sus productos.
¿Se están destinando fondos suficientes para proyectar una investigación enológica de altura, que sirva también para afrontar el reto del cambio climático?
Más que nada, el agua podría ser el problema y la solución. Los rendimientos en algunas zonas de kilos por hectárea. Es excesivo, debido al consumo excesivo de agua, si se reduce el mismo, hacemos que se tenga mejores uvas y mejoremos nuestros caudales del acuífero.
Además, indicar que existen diferentes instituciones españolas y europeas, tanto públicas como privadas, que están destinando fondos para la investigación enológica y para abordar los desafíos del cambio climático en la vitivinicultura, otra cuestión es que en todos los casos sean positivos los resultados…
Siempre puede haber más inversión en investigación enológica para abordar el cambio climático, pero en la actualidad existen proyectos e iniciativas importantes en marcha en diferentes países y regiones para abordar este desafío, que transciende a un nivel socioeconómico de primer nivel mundial.
ENTREVISTA – FRUCTUOSO LÓPEZ VAQUERO.