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Un nuevo estudio desmiente a Sanidad al asociar el consumo moderado de vino con una menor tasa de enfermedad cardiovascular

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Ministerio de Sanidad, que dirige Mónica García, han vuelto a ser desmentidos y a quedar en entredicho por su defensa integrista del “consumo cero” de vino y alcohol, en aras de una supuesta mejora de la salud pública. Una investigación publicada, recientemente, en el European Heart Journal, la revista de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC), que edita Oxford University Press, destaca, en sus conclusiones, que “el consumo de vino de modo ligero a moderado, medido a través de un biomarcador objetivo, como es el  ácido tartárico, se asoció prospectivamente con una menor tasa de enfermedad cardiovascular (ECV) en una población mediterránea con alto riesgo cardiovascular”.

El artículo, titulado «Ácido tartárico urinario como biomarcador del consumo de vino y riesgo cardiovascular: el ensayo PREDIMED», está firmado por un equipo de 20 investigadores, encabezado por Inés Domínguez-López, perteneciente al Departamento de Nutrición, Ciencias de la Alimentación y Gastronomía de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona, al Instituto de Nutrición y Seguridad Alimentaria (INSA) del mismo centro universitario, así como al Centro de Investigación Biomédica en Red Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN) del Instituto de Salud Carlos III de Madrid.

El trabajo científico ha sido dirigido por el Dr. Ramon Estruch, de la Universidad de Barcelona y el Hospital Clínic de Barcelona. “La nueva investigación”, indica en un comunicado de prensa la Sociedad Europea de Cardiología, “forma parte de un estudio español más amplio que investiga el efecto de una dieta mediterránea (rica en aceite de oliva, verduras, frutas, frutos secos y pescado, y baja en alimentos y bebidas dulces o procesados) en personas con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares”. “Todas las personas que participaron”, añade, “no tenían ninguna enfermedad cardiovascular al inicio del estudio, pero tenían diabetes tipo 2 o tenían una combinación de factores de riesgo de enfermedad cardiovascular como fumar, presión arterial alta, colesterol alto, sobrepeso y/o antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares”.

«Los investigadores», continúan las mismas fuentes, “encontraron que el consumo ligero a moderado de vino, definido como medio a un vaso de vino al día, reduce el riesgo de desarrollar un evento cardiovascular en un 50 % en este grupo de personas con alto riesgo de enfermedad cardiovascular que seguían una dieta mediterránea. El consumo ligero (entre un vaso por semana y menos de medio vaso por día) redujo el riesgo cardiovascular en un 38%. Sin embargo, este efecto protector desaparece en las personas que bebieron más de un vaso por día”.

REVISTA ENÓLOGOS – MINISTERIO DE SANIDAD – MÓNICA GARCÍA – CONSUMO DE VINO – INOCENTADA- DÍA DE LOS INOCENTES – SLAMMING – CHEMSEX – CONSUMO CERO DE ALCOHOL
La ministra de Sanidad, Mónica García.
Fotografía: Ministerio de la Presidencia. Gobierno de España,
Attribution, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=141250086

Mensajes sesgados

Frente a los mensajes sesgados lanzados desde el Ministerio de Sanidad, además de distintas instituciones, organismos y medios de comunicación, mayoritariamente, subvencionados, que sostienen que beber alcohol (y, por tanto, vino) es perjudicial para la salud desde la primera copa y aumenta, en todos los casos y sin matices, la posibilidad de padecer enfermedades graves y potencialmente mortales, existen otras voces procedentes del ámbito sanitario y científico que mantienen que el consumo moderado de vino, asociado a la dieta mediterránea, puede contribuir, por el contrario, a reducir hasta un 20 % la mortalidad general, un 30 % la mortalidad cardiovascular y un 40 % la mortalidad por cáncer. Esta es la tesis principal que defendió, precisamente, el doctor Ramon Estruch, coautor del artículo publicado en el European Heart Journal y presidente, además, de la Fundación para la Investigación del Vino y la Nutrición (FIVIN), en la ponencia “Vino y Longevidad. Estilo de vida, dieta y factores culturales» que presentó, hace algunas semanas, durante una reunión privada mantenida con el grupo de expertos en Consumo de Vino, Nutrición y Salud (CONUSA) de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV). Todo ello, sin perder de vista la necesidad de que el consumo de vino siempre sea «moderado» y se enmarque «dentro del contexto de una dieta saludable, como la mediterránea”.

No existe consenso científico sobre el consumo de vino

En la actualidad, tal y como ha venido denunciando la revista Enólogos desde hace años, no existe un consenso científico claro, suficiente y determinante que permita asegurar, en contra de lo que transmiten continuamente la OMS y el Ministerio de Sanidad, que el consumo de vino sea perjudicial para la salud desde la primera copa. Haciendo uso de la terminología habitualmente empleada por el Gobierno, esa afirmación es un auténtico fake, un bulo deliberado, ya que es absolutamente mentira que exista un “acuerdo adoptado por consentimiento entre todos los miembros” de la comunidad científica internacional que respalde el falso axioma alentado por la propaganda institucional. Sostener que existe ese consenso científico, merced a una evidencia médica comúnmente aceptada, es mentira en su sentido literal, o sea, con el significado de «decir o manifestar lo contrario de lo que se sabe».

Lo cierto es que hay expertos que defienden una postura y otros que sostienen la contraria, avalados, en ambos casos, por estudios científicos que se presumen serios. Lo que no se puede afirmar, de ningún modo, sin faltar a la verdad, es que exista un consenso científico internacional al respecto fruto de una evidencia compartida, como pretenden inocular en la ciudadanía tanto la OMS como distintos gobiernos europeos, entre ellos, el español.

La estrategia orientada a criminalizar el consumo de vino choca, incluso, con la propia definición que la Ley de la Viña y el Vino 24/2003 le otorga como “alimento natural obtenido exclusivamente por fermentación alcohólica, total o parcial, de uva fresca, estrujada o no, o de mosto de uva”. El vino es un alimento básico de la cultura occidental desde hace milenios, parte fundamental de la dieta mediterránea, entendida como un concepto en el que cada ingrediente (vino, aceite, legumbres, frutas, frutos secos, verduras, carnes, pescados…,) cumple un papel imprescindible para su necesario equilibrio, considerando siempre la edad, sexo, complexión, estado de salud y condicionantes previos de cada persona.

La gravedad del bulo propagado por el Gobierno y sus colaboradores

La gravedad del bulo propagado por la OMS, el Gobierno y los medios de comunicación que colaboran amplificando las consignas es aún mayor si se tiene en cuenta que el propio Ministerio de Sanidad informa en su página web oficial sobre cómo inyectarse, por ejemplo, “de forma segura”, drogas ilegales (entre ellas, metanfetamina, cocaína, cristal…), para mantener sesiones de slamming y chemsex durante horas y conseguir, de ese modo, “una experiencia placentera, euforizante y sexualmente estimulante”. La información colgada en la web del departamento que dirige Mónica García asocia intencionadamente al “colectivo LGTB”, de manera manipuladora, partidista y errónea, con unas prácticas que, en realidad, no son exclusivas de ningún grupo ni deberían ser alentadas y banalizadas, por su manifiesta ilegalidad, desde un departamento ministerial, menos aún de índole sanitario, en tanto que pueden resultar, éstas sí, claramente nocivas y potencialmente mortales.

ALCOHOL Y MORTALIDAD TODAS LAS CAUSAS - BAJO CONSUMO DE ALCOHOL - ABSTEMIOS - OMS - REVISTA ENÓLOGOS - TEDROS ADHANOM GHEBREYESUS
Portada de una de las guías financiadas por el Ministerio de Sanidad sobre uso de drogas esnifadas, consumo “seguro” de metanfetamina fumada, sesiones de sexo y drogas (chemsex) y sexo con drogas inyectadas (slamming))

En resumen, el Gobierno, a través del Ministerio de Sanidad, no sólo afirma que existe un consenso científico que justifica su política de «tolerancia cero” con el alcohol desde la primera copa, cosa que es falsa, sino que informa de cómo inyectarse drogas ilegales “de forma segura” en su propia página web, cosa que es imposible. Para ello, permite la descarga de decenas de guías, financiadas con dinero público, que tratan de manera pormenorizada sobre el asunto y en las que se llega a aconsejar la conveniencia de contactar con un traficante de drogas de confianza.  “Es aconsejable», sostiene una de las guías patrocinadas por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España, “elegir un dealer de drogas que te ofrezca confianza, que tenga experiencia y que conozca bien las drogas que vende”.

El artículo publicado en la revista de la Sociedad Europea de Cardiología

Por lo que se refiere estrictamente al artículo publicado en el European Heart Journal  con el título “Ácido tartárico urinario como biomarcador del consumo de vino y riesgo cardiovascular: el ensayo PREDIMED», la Sociedad Europea de Cardiologia explica en una nota de prensa que los participantes en el estudio, además de completar cuestionarios sobre lo que comían y bebían, tuvieron que facilitar muestras de orina al inicio del mismo y después de un año de seguir una dieta mediterránea. “El ácido tartárico”, aclara el comunicado, “es una sustancia química que se encuentra de forma natural en las uvas y en los productos derivados de la uva, como el vino. El ácido tartárico se excreta en la orina, lo que significa que se puede medir para mostrar si alguien ha consumido vino y/o uvas en los últimos cinco o seis días”.

Para investigar el efecto del consumo de vino, los investigadores incluyeron a un total de 1.232 participantes. Se realizó un seguimiento de los participantes durante cuatro a cinco años y durante ese tiempo se registraron 685 casos de enfermedad cardiovascular (infarto de miocardio, revascularización coronaria, accidente cerebrovascular o muerte por enfermedad cardiovascular).

Explicación metodológica y conclusiones sobre los efectos del consumo de vino

«Al medir el ácido tartárico en la orina, junto con cuestionarios sobre alimentos y bebidas”, ha explicado el profesor Estruch, “hemos podido realizar una medición más precisa del consumo de vino. Hemos encontrado un efecto protector mucho mayor del vino que el observado en otros estudios. Una reducción del riesgo del 50 % es mucho mayor que la que se puede conseguir con algunos fármacos, como las estatinas”. “Este estudio”, ha añadido, “demuestra la importancia del consumo moderado de vino dentro de un patrón alimentario saludable, como la dieta mediterránea. Hasta ahora, creíamos que el 20 % de los efectos de la dieta mediterránea podían atribuirse al consumo moderado de vino; sin embargo, a la luz de estos resultados, el efecto puede ser aún mayor”.

“Los participantes en el estudio”, ha indicado, “eran personas mayores con alto riesgo de enfermedad cardiovascular que vivían en un país mediterráneo, por lo que los resultados pueden no ser aplicables a otras poblaciones”.

Opinión editorial del European Heart Journal  

Asimismo, el profesor Giovanni de Gaetano de IRCCS Neuromed (Pozzilli, Italia) y sus colegas han considerado en un editorial publicado en la misma revista que “el estudio de Domínguez-López et al representa un importante paso adelante en nuestra comprensión de la compleja relación entre el consumo de vino y la salud cardiovascular”. “Al aprovechar el ácido tartárico urinario como un biomarcador objetivo”, han subrayado, “los autores proporcionan evidencia sólida de que el consumo moderado de vino se asocia con un menor riesgo de ECV en una población mediterránea con un riesgo cardiovascular alto. Este trabajo no solo destaca el valor de los biomarcadores objetivos en la epidemiología nutricional, sino que también respalda la idea de que el consumo ligero a moderado de vino puede ser parte de una dieta saludable para el corazón. Sin embargo, los hallazgos también nos recuerdan los riesgos asociados con niveles más altos de consumo, lo que subraya la importancia de la moderación”.

Descargue el artículo original publicado en el European Heart Journal, la revista de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC), que edita Oxford University Press,

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