La Comisión Europea ha decidido incluir el vino tranquilo y el vino espumoso dentro de la lista provisional de productos estadounidenses que se verían gravados con aranceles a partir del próximo mes de abril, en respuesta a los anunciados previamente por el presidente de EEUU, Donald Trump, sobre el aluminio, el acero, la industria automovilística y los productos agrícolas. La relación elaborada por la Unión Europea incluye, por su parte, productos agroalimentarios, textiles, electrodomésticos, motocicletas, plásticos, acero y aluminio, entre otros, por un valor global estimado de 26.000 millones de euros.
La reacción europea frente al ataque inicial del nuevo inquilino de la Casa Blanca se ha concretado en un documento de 99 páginas, firmado por el secretario de la Comisión Europea, Dominique Debongnie, que incluye, según reza el título, todos los “productos que podrían ser objeto de posibles medidas de política comercial”, si ambas partes no alcanzan un acuerdo antes de la fecha prevista. No obstante, este documento base será sometido a un proceso de consultas que culminará el 26 de marzo, lo que significa que cabe la posibilidad, al menos, de que algunos de los productos incluidos, en este momento, desaparezcan de la versión final.
Oposición del Comité Europeo de Empresas del Vino
En este sentido, el presidente del Comité Europeo de Empresas del Vino (CEEV), Mauricio González-Gordon, ha solicitado a los responsables comunitarios que el vino se mantenga al margen de la actual disputa comercial entre la Unión Europea y EEUU, al tiempo que ha expresado su firme oposición a la inclusión de los vinos estadounidenses en la lista de productos afectados por la política arancelaria decidida por Bruselas.
“Nos preocupa”, manifiesta el CEEV en un comunicado de prensa, “que los vinos estadounidenses estén incluidos en la lista de la UE de productos potenciales que podrían estar sujetos a futuras represalias. Nos consterna que, una vez más, el vino, junto con otros productos agroalimentarios, sea objeto de una disputa comercial no relacionada”.
“El comercio de vino entre la UE y EEUU”, añade, “es vital para la sostenibilidad del sector vitivinícola a ambas orillas del Atlántico y debe preservarse y apoyarse. Los aranceles de represalia generan incertidumbre económica y resultan en despidos, inversiones aplazadas y aumentos de precios en toda la cadena de suministro. En última instancia, serán las empresas y los consumidores, tanto de la UE como de EEUU, quienes asumirán los costes”.
La patronal europea del sector vitivinícola insta, por ello, a la Comisión Europea y a los Estados miembros “a proteger la vitalidad económica y la diversidad del sector vitivinícola eliminando el vino de la lista final de represalias”. “El vino”, sostiene, “no debe utilizarse como instrumento de presión en disputas comerciales no relacionadas”.
Lista de productos que podrían ser objeto de posibles medidas de política comercial