La nueva religión verde no admite discrepantes, tampoco en algunas comarcas vitivinícolas históricas donde el paisaje tradicional está desapareciendo o viéndose gravemente alterado por la irrupción de gigantescos complejos eólicos y solares. La multinacional italiana ERG inauguró el pasado 23 de octubre, con el beneplácito de la Administración y el silencio del Consejo Regulador de la DO Toro, un parque solar de 224 hectáreas y 275.000 módulos fotovoltaicos en la localidad zamorana de Toro, Conjunto Histórico-Artístico desde 1963 y cabeza de una comarca vitivinícola emblemática desde antes de la ocupación romana.
El mutismo de la DO Toro, extensible a otras muchas denominaciones de origen que permanecen silentes ante las agresiones que sufren sus respectivos entornos medioambientales, contrasta vivamente con el activismo de la DOC Rioja, denominación líder en España que ha desarrollado un papel determinante para lograr que el Gobierno riojano apruebe una ley de medidas urgentes para la protección del paisaje de la comunidad autónoma, poniendo coto a la proliferación incontrolada de proyectos de energía eólica y fotovoltaica que, desde hace años, suponen una gravísima agresión al paisaje, un elemento distorsionador y un freno al turismo sostenible y al desarrollo socioeconómico.
Decisión histórica de La Rioja: fin a la proliferación de molinos y plantas fotovoltaicas que destruyen el paisaje
Ceremonia inaugural
A la ceremonia inaugural del megaproyecto instalado en Toro asistieron, entre otros, el presidente de ERG, Edoardo Garrone, el vicepresidente ejecutivo Alessandro Garrone, el vicepresidente Giovanni Mondini y el viceconsejero regional de Medio Ambiente, Rubén Rodríguez Lucas.
El parque ERG Garnacha, nombre que toma de la segunda variedad de uva más cultivada en la zona, fue adquirido por la italiana ERG a la alemana IBV Solar Parks BV en junio de 2023, en una operación valorada en alrededor de 170 millones de euros. El complejo tiene una capacidad total instalada de 149 megavatios (MW) y generará una cantidad estimada anual de 280 GWh anuales.
La instalación solar es la mayor de la cartera de ERG en Europa y ocupa una extensión equivalente a 224 estadios de fútbol con sus correspondientes graderíos, en medio de un paisaje típicamente vitivinícola. La denominación de origen, de acuerdo a la información hecha pública por el consejo regulador, acoge a 64 bodegas de 15 localidades (12 de Zamora y tres de Valladolid) con una extensión total de viñedo de 5.432 hectáreas.
Zamora Viva ya criticó el silencio de la DO Toro en 2023
En el mes de mayo de 2023, la plataforma en defensa del territorio Zamora Viva criticó públicamente la falta de “un posicionamiento de la DO Toro frente a esta invasión de industrias solares”, al tiempo que advirtió, refiriéndose a la localidad toresana, de “los problemas sociales, paisajísticos y ambientales asociados a las macroinstalaciones solares que se están implantando en este término municipal”.
Zamora Viva manifestaba entonces que la localidad de Toro estaba “sufriendo una invasión fotovoltaica y, de hecho», añadía, «ya se han dado luz verde a más de 1.000 hectáreas dedicadas a este modelo industrial y otras tantas están en espera si no se pone freno antes”.
Hay que recordar que el CRDO Toro, que preside Felipe Nalda Álvarez, tiene, entre otras funciones, las de «fomentar la plantación de la variedad autóctona, fijar la densidad de plantación, la producción máxima y cuidar de que en la elaboración de los vinos se sigan las normas y técnicas adecuadas, garantizando así la calidad de los vinos». Sorprende por ello que quienes tienen la obligación de fomentar la plantación de la variedad autóctona y se suponen sensibles a la protección del paisaje vitivinícola se mantengan mudos ante la “invasión de industrias solares”, en palabras de Zamora Viva.
“Amplias extensiones de esta localidad”, afirmaba la plataforma reivindicativa, “están siendo transformadas rápidamente y algunas parcelas dedicadas a la producción vitivinícola, incluidas geográficamente en la Denominación de Origen Protegida Toro, han sido alteradas irreversiblemente”. “Esto supone”, concluían, “un cambio histórico y sin precedentes en el paisaje cultural toresano, heterogéneo, ondulado y salpicado de viñedos, de parcelas de cereal y de bosquetes ocupando zonas de campiña onduladas y asociadas al rio Duero”.
La fiebre energética llega hasta tal punto que, en octubre de 2022, el concejal del Ayuntamiento de Toro, Javier Gómez Valdespina, pidió la modificación del Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico de Toro para permitir la instalación de paneles solares en las cubiertas de inmuebles enclavados en el casco antiguo. No hay que olvidar que toda la ciudad de Toro fue declarada por el decreto 2793/1963 Conjunto Monumental Histórico-Artístico, debido a su gran relevancia “que hace que todavía muestre en sus monumentos, calles y plazas, recuerdos de lo que fue aquella ciudad, con el brillo y la pujanza de Castilla en los tiempos medievales”.
Consciente del daño paisajístico
En ese contexto y consciente del impacto paisajístico que ha causado la instalación del megaproyecto energético, la empresa ERG ha adoptado una serie de medidas de compensación, en colaboración con la Fundación Patrimonio Natural de Castilla y León, para implantar un plan agronómico en una extensión de terreno similar a la que ocupa la planta solar, que incluye, entre otras medidas, la rotación de cultivos, la siembra de cereales de invierno, el mantenimiento de la tierra en barbecho y la prohibición del uso de herbicidas y pesticidas. Pero el daño sobre el medio ambiente ya está hecho porque la apuesta de este tipo de industrias es a largo plazo (con períodos de amortización de entre 20 y 30 años) y la burocracia administrativa prevé que la invasión continúe extendiéndose exponencialmente.
Cómo lucrarse a costa de la ruina paisajística de comarcas enteras
La lucha contra el “cambio climático” ha resultado ser extraordinariamente lucrativa para grandes compañías, intermediarios, lobistas, burócratas y distintos niveles de la Administración, que han hecho caja a costa de la ruina paisajística y económica de comarcas enteras de toda España, de esa ·España rural (que han decidido llamar vaciada) de la que se acuerdan, especialmente, durante el período electoral. Ya no es posible viajar por este país sin contemplar, durante kilómetros y kilómetros, el voraz avance de la burbuja ambientalista que en el siglo XXI está destrozando el entorno rural del mismo modo que la burbuja urbanística destrozó gran parte del entorno urbano en la segunda mitad del siglo XX. Todo ello estimulado, promovido y financiado por la propia Administración que dice representar y defender a los ciudadanos.
La estrategia contenida en la Agenda 2030, impulsada por las autoridades europeas y secundada por la mayoría de los gobiernos nacionales, autonómicos y locales, bendice la instalación de este tipo de infraestructuras eólicas y solares y pretende persuadir a la ciudadanía de que sustituir las tierras dedicadas al cultivo y la ganadería por enormes concentraciones de placas, fabricadas mayoritariamente en China, o campos de molinos eólicos de proporciones ciclópeas no sólo no desvirtúa el paisaje sino que garantiza un futuro sostenible. Fundamentalmente, se entiende, para la economía de algunos, no, desde luego, para el medioambiente, que es patrimonio de todos.
