La DO Valdepeñas vuelve a estar en el ojo del huracán. La movilización que un grupo de agricultores protagonizó el pasado día 7 de octubre, en la plaza de España de la ciudad vinatera, exigiendo recuperar el control de la histórica denominación de origen que, desde hace tres años, gestiona el Gobierno regional interinamente, ha empujado a García Carrión y a Félix Solís, los dos buques insignias de la zona de producción, a expresar públicamente su apoyo a la reivindicación de los manifestantes. Un espejismo en medio de la tormenta. ¿Por qué el Ejecutivo del socialista Emiliano García-Page decidió intervenir un organismo regulador vitivinícola constituido por empresarios privados que deberían poder decidir por sí mismos? La respuesta es sencilla. Valdepeñas vive un pulso permanente entre sus dos colosos desde hace años, un verdadero juego de tronos vitivinícola que está lastrando el normal funcionamiento de la denominación de origen y conduciéndola a un callejón sin salida.
La asociación interprofesional, creada en 2010, fue liquidada a mediados de 2021, lastrada por continuas luchas internas y una guerra abierta entre García Carrión y Félix Solís que acabó en los tribunales entre acusaciones de fraude, litigio que todavía sigue pendiente de resolución. Tras la liquidación de la asociación interprofesional, la Consejería de Agricultura de Castilla-La Mancha se hizo con las riendas de la DO Valdepeñas, con el fin de evitar el colapso y mantener la actividad de una de las marcas de calidad más antiguas de España. Tres años más tarde, una amplia representación de viticultores exige recuperar el control del organismo para promover su calidad y prestigio y “poner fin al progresivo desmantelamiento del viñedo”.
Daño reputacional
Después de este largo período de transitoriedad, con el grave daño reputacional consiguiente, los agricultores convocantes de la protesta advierten de la pérdida de rentabilidad de la producción vitícola, derivado de la disminución del valor del producto. Un portavoz de los manifestantes, Ramón Astasio, ha alertado, según informa www.valdepenasdigital.com, de que las bodegas comercializan sus vinos, cada vez más frecuentemente, “bajo la denominación de Vinos de la Tierra de Castilla porque no encuentran mercado bajo la DO Valdepeñas”.
Además, Astasio ha destacado, explica el diario, que el gran escollo que, hasta ahora, está impidiendo llegar a un acuerdo entre agricultores y bodegueros, en torno a un nuevo estatuto, radica en que “una de las principales industrias vinícolas se opone a que desaparezca el derecho de veto que le suponía, por su gran dimensión, poder bloquear acuerdos”.

Partida de ajedrez
En medio de este escenario, las dos grandes bodegas de referencia radicadas en Valdepeñas, continúan jugando una partida de ajedrez que, en 2021, condujo a la liquidación de la asociación interprofesional y a la judicialización de sus desavenencias. El viernes día 4 de octubre, García Carrión expresó, mediante un comunicado, su “apoyo absoluto a los productores de la DO Valdepeñas en su lucha por la constitución de una nueva interprofesional que represente los intereses del sector vitivinícola de esta región” y manifestó que hace suyas sus reivindicaciones “en el afán mutuo por recuperar el prestigio que la DO nunca debió perder”. La empresa de origen murciano considera que la administración de la denomiinación de origen que lleva a cabo la Consejería de Agricultura supone una situación “insostenible”. “Creemos”, se afirma en el texto remitido a los medios de comunicación, “que este control debe ser restituido al propio sector vitivinícola, con una interprofesional fuerte, cuya autonomía quede garantizada, fortaleciendo así la marca Valdepeñas a nivel nacional e internacional”.
Por su parte, Félix Solís hizo público su propio comunicado, en el que manifestó, igualmente, su apoyo a la constitución de una nueva organización interprofesional. “Prueba de ello”, sostiene la nota de prensa, “es la asistencia de la empresa bodeguera a las diferentes reuniones que se están llevando a cabo, promovidas por la Consejería de Agricultura del Gobierno de Castilla-La Mancha», a la que agradecen su gestión en este asunto.
Una denominación histórica
El origen de la DO Valdepeñas se sitúa en 1932, cuando el Estatuto del Viñedo (primera ley reguladora del sector vitivinícola español) reconoció su zona de producción, lo que la convierte en una de las más longevas de España.
La tradición vinatera de la comarca se remonta a la época de los íberos, tal y como se ha constatado tras el hallazgo de materiales orgánicos relacionados con la producción del vino en el yacimiento Ibérico del Cerro de las Cabezas (ss. IV-VII a.C.). Desde la Baja Edad Media se convirtió en una importante área de producción y bajo la monarquía de los Habsburgo, con el establecimiento de la capitalidad en Madrid en 1561, sus preciados vinos pasaron a ser los preferidos de la Villa y Corte, privilegio que mantuvieron durante siglos y hasta hace sólo unas décadas. En la actualidad, tras años de sucesivas crisis internas, la emblemática DO Valdepeñas sobrevive en medio de un lento declinar debido, fundamentalmente, al choque de trenes protagonizado por sus principales protagonistas. Un juego de tronos vitivinícola que está deteriorando, paulatinamente, la imagen y credibilidad de la histórica denominación valdepeñera.