La nueva vendimia está a la vuelta de la esquina. El próximo día 1 de agosto comenzará oficialmente la campaña vitivinícola 2025/2026 en España, con una primera previsión que apunta a un incremento de la cosecha respecto a la del año anterior, que fue de 36,8 millones de hectolitros, lo que llevaría la producción de vino y mosto, previsiblemente, al entorno de los 40 millones de hectolitros.
La Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (Asaja) ha hecho una estimación genérica, sin aportar ninguna cifra concreta, limitándose a señalar que la campaña “podría ofrecer una producción superior a la registrada en los últimos años marcados por la sequía. Las primeras estimaciones, si no hay complicaciones, apuntan a una vendimia más generosa que las dos anteriores”.
Dado que en la campaña pasada, 2024/2025, la producción de vino y mosto se situó en torno a los 36,8 millones de hectolitros, y la precedente, 2023/2024, en 32,4 millones de hectolitros, según la información publicada por la Federación Española del Vino (FEV), una vendimia “más generosa que las dos anteriores” elevaría la cifra total y buscaría la cota de los 40 millones de hectolitros, aun a expensas de la evolución futura y de un análisis más exhaustivo de la situación.

Lluvias de primavera más abundantes de lo habitual
Asaja señala que la última cosecha supuso un incremento del 15 % respecto a la anterior (en realidad, un 13,6 %), aunque siguió siendo un 6 % inferior a la media de los últimos cinco años, situada en torno a los 39,2 millones de hectolitros. “Las lluvias de esta primavera, más abundantes de lo habitual”, sostiene la organización agraria en un comunicado, “han favorecido una buena brotación y un desarrollo vegetativo óptimo del viñedo en muchas zonas productoras”.
“Sin embargo”, señala, “ese mismo exceso de humedad, unido a temperaturas suaves, ha propiciado la aparición de enfermedades fúngicas como el mildiu y el oídio, que están provocando daños en numerosas explotaciones. Viñedos de zonas como La Rioja o Montilla-Moriles han sufrido de forma especialmente significativa el impacto del mildiu, una enfermedad difícil de contener cuando las condiciones meteorológicas no acompañan, y que este año ha desbordado en muchos casos los tratamientos habituales”.

“Además”, recuerda, “desde principios de mayo se han registrado tormentas de granizo severas en distintas zonas vitícolas, con daños importantes en parcelas de Castilla-La Mancha, Aragón, Cataluña, Castilla y León o La Rioja”. A todo ello, añade, “aún quedan semanas críticas por delante: el verano ha arrancado con temperaturas extremas -tanto diurnas como nocturnas- que pueden afectar al viñedo si se mantienen o empeoran”.
A la espera de la evolución de las próximas semanas
Para terminar, Asaja mantiene la prudencia y hace hincapié en que la producción final dependerá, también, de la evolución de la propia cosecha. “Por todo ello”, concluye, “si bien las expectativas iniciales son optimistas, la evolución final de la cosecha dependerá de cómo se comporte el tiempo en las próximas semanas. Los técnicos advierten de que no es momento de lanzar las campanas al vuelo: quedan muchos días de campo y factores en juego que podrían alterar el resultado final”.