La Estación Enológica de Almendralejo (Badajoz) ha vivido recientemente los actos conmemorativos de su centenario, una celebración que ha servido para reivindicar su importancia histórica y para comenzar a plantear la necesidad de unificar sus criterios metodológicos con los que se vienen aplicando en otras estaciones del resto de España, como son las de Haro, Galicia, Castilla y León, Requena y Jumilla, entre otras. Los actos organizados con motivo de la efeméride han constituido, por tanto, el leit motiv para comenzar a trazar una hoja de ruta que continuará en los próximos meses con nuevas reuniones conjuntas entre estaciones, con las que se pretende conseguir una mayor uniformidad y coordinación en la metodología de los distintos centros de las principales zonas vinícolas del país. Así lo ha declarado el director de la Estación Enológica de Almendralejo, Emiliano Zamora, en una entrevista concedida a la agencia Efe, tras la primera reunión celebrada en la ciudad pacense.
Las estaciones enológicas presentes en este primer encuentro de la “unificación” estiman que el incremento de la coordinación entre las mismas es “absolutamente necesario”. Ahora hay una "jerarquía distinta”, ha manifestado Zamora, “cambia la organización, muchas han pasado de ser estaciones de viticultura a sólo enológicas, con lo que las competencias en viticultura han dejado de estar en estos centros". Hay que "marcar unos objetivos" y, en su opinión, lo primordial es la necesidad de actualizarse y estar al día en cuanto a técnicas analíticas del vino, puesto que "el mercado exige unos controles de calidad y debemos llevar una misma metodología".
La Estación Enológica de Almendralejo, según información del Gobierno de Extremadura, emitió durante el año 2014 más de 1.000 certificados de exportación de vinos extremeños, con destino a países de la Unión Europea, Rusia, China, Japón, Estados Unidos o incluso algunos estados africanos como Nigeria, Angola o Guinea. Las exportaciones de vino deben ir avaladas por estos certificados, que junto a la actividad comercial internacional de las empresas del sector del vino en Extremadura, han registrado "un notable incremento en los últimos años".
En el año 2006 fue el primer centro oficial de Extremadura que consiguió obtener la acreditación de la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC) en la norma UNE/EN-ISO 17025, lo que reconoció la competencia técnica del laboratorio en análisis de vinos a nivel internacional. Además, de acuerdo a las mismas fuentes, la confianza que las bodegas extremeñas han venido depositando en la estación ha ido creciendo con el tiempo, lo que se ha traducido en el incremento paulatino del número de muestras analizadas y de certificados de exportación emitidos. Así, en 2014, se analizaron más de 14.000 muestras de vinos y derivados, y se efectuaron unas 35.000 determinaciones analíticas.
En definitiva, la finalidad, tanto de la Estación Enológica de Almendralejo como del resto de estaciones enológicas españolas, es continuar prestando un servicio al sector, un reto irrenunciable, pese a que muchas de las estaciones han perdido las competencias de viticultura e investigación, que ha sido también transferidas a otros centros de investigación de nuevo cuño, o bien se han visto abocadas al cierre, como es el caso de la Estación de Viticultura y Enología de Alcázar de San Juan, que cerró sus puertas en agosto de 2012, en plena campaña de vendimia, por un supuesto déficit de 15.000 euros anuales, pese a que registraba anualmente casi 20.000 informes de ensayo y 80.000 determinaciones analíticas anuales, cifras que lo situaban, comparativamente, entre los más eficientes de toda España dentro de su ámbito.
Fachada de la Estación Enológica de Almendralejo, erigida en 1915 según el proyecto de Nicolás García Salmones y Antonio Pons.
El origen de las estaciones enológicas
Surgidas desde finales del siglo XIX para ayudar a un sector sacudido por la crisis de la filoxera, las estaciones vitícolas y enológicas españolas han vivido muchas transformaciones a lo largo de su dilatada trayectoria, a veces readaptando sus objetivos y, en otras ocasiones, modificando su alcance. En 1888 se aprobó el real decreto de creación de las estaciones enológicas de Alicante, Ciudad Real, Logroño, Zamora y la central de Madrid. Y esa puesta de largo de las primeras enológicas no estuvo exenta de polémica, ya que la elección de Logroño en lugar de Haro, que vivía un gran apogeo vitivinícola, provocó una reacción airada en la localidad, que amenazó, incluso, con independizarse de la provincia de Logroño e incorporarse a la de Burgos, si no se corregía la situación. La polémica concluyó en 1892 con la creación de la Estación Enológica de La Rioja, con sede en Haro, y el objetivo de investigar cuantos problemas afectasen a las viñas de la región, además de actualizar los procesos de vinificación.
Las estaciones y el mapa autonómico
Casi 100 años después, en 1983, el nuevo mapa autonómico derivado de la Constitución de 1978, se tradujo en la transferencia de las competencias del Ministerio de Agricultura a las diferentes consejerías autonómicas, con lo que la dotación económica, viabilidad y objetivos de las estaciones experimentaron diferencias muy notables, dependiendo de la comunidad en la que desarrollaran su labor. Algunas, incluso, como las de Valdepeñas, Alcázar de San Juan o Moguera desaparecieron por decisión política. Otras, como las de Montilla, Rueda o Leiro vieron la luz por igual motivo. Los dos primeros casos llaman especialmente la atención porque estaban radicadas en Castilla-La Mancha, la mayor región vitivinícola del mundo. En la actualidad, la clausurada Estación de Viticultura y Enología de Alcázar de San Juan busca una segunda oportunidad tras su cierre en el mes de agosto de 2012. El nuevo gobierno socialista, surgido de las elecciones del pasado mes de mayo, se ha comprometido a reabrirla, una decisión que serviría para reanudar la actividad que se interrumpió después de 85 años de existencia.