La pasión por el vino le viene de familia a Gonzalo Lozano Gurumeta (Madrid, 1977). Tiene la suerte de pertenecer a una familia con tradición vitivinícola, ya que tanto su bisabuelo (que colaboró con Marcilla) como su abuelo fueron enólogos y bodegueros. Hace 25 años, su padre tuvo que cerrar la bodega familiar Calixto Lozano (Valmojado, Toledo), pero ya era "tarde" y Gonzalo tenía inoculado el gusanillo del vino.
Licenciado en Biología (Universidad Complutense de Madrid) y Enología (Universidad de La Rioja), realizó sus cursos de Doctorado y dos años de investigación en la finca experimental El Socorro (IMIDRA) bajo la tutela de José Ramón Lisarrague.
Gonzalo Lozano ha realizado trabajos de asesoramiento y gestión de los viñedos en la explotación Herederos de Calixto Lozano desde el año 2000; realizado prácticas en Bodegas Garva (Méntrida) en 2004; y es asesor vitícola y enólogo de Feltrer-Campos SC desde 2004. Miembro de GESEVID desde 2007, es también director técnico y enólogo de Wines, Oil & Others (empresa dedicada a la exportación y promoción de los vinos españoles en el extranjero) desde mayo de 2010.
Una filosofía de vida
Gonzalo se considera una persona "responsable, alegre, positiva y constante", y considera que la Enología es una filosofía de vida. "¿Cuál es el horario de un enólogo? Esto es una pasión, una forma de vivir". Tanto como su pasión por el deporte (aún compite en hockey sobre patines) y la montaña, donde no duda en plantearse retos por encima de los 4.000 metros de altura.
Más que de un vino favorito prefiere hablar de variedades (la garnacha es su debilidad), de zonas, de tipos de vinificación, etc. "En este sentido, la lista sería interminable", advierte, y uno de sus deseos es poder conocer las principales regiones vitivinícolas del mundo.
En la actualidad, Gonzalo se dedica a desarrollar tanto el proyecto familiar de Bodegas La Casa de Monroy (continuación de Herederos de Calixto Lozano, Villamanta, D.O. Vinos de Madrid, subzona de Navalcarnero), como el de Feltrer-Campos, al tiempo que asesora a la empresa española exportadora Wines, Oil & Others. Respecto al papel que están jugando los vinos madrileños, considera que está siendo "francamente positivo". "Las cifras crecientes de exportación de la D.O. también confirman esta tendencia", señala. "En los mercados internacionales Madrid ofrece una referencia inequívoca, fácil de ubicar. Ofrece vinos modernos con mucha fruta y barrica muy bien ensamblada, con variedades predominantemente españolas, incluso algunas autóctonas, como la Malvar".
A su juicio, los vinos de Madrid aúnan "tradición e historia (mucha gente desconoce que eran los vinos de La Corona y los más apreciados de España en el siglo XVI) junto con innovación y modernidad". "Creo que en Madrid se ha estado gestando un gran cambio; sólo hay que echar un vistazo a los últimos premios (Bacchus, Bruselas), a páginas de las principales guías de vinos y a las puntuaciones de los prescriptores más importantes…".
Gonzalo considera que las nuevas generaciones de enólogos tienen "una visión muy completa de todo el proceso productivo que empieza en la viña, donde el enólogo tiene siempre que estar; y termina en una venta a un cliente o consumidor, donde también el enólogo tiene que aportar su granito de arena".
"Creo que antes", continúa, "los enólogos o químicos, como se los llamaba en los pueblos, estaban más tranquilos en la bodega, esto es, en el centro del proceso. Ahora, el enólogo tiene que estar también en los dos extremos: en la viña (e incluso antes de que ésta se plante y hacer de geólogo) y en el mercado, transmitiendo su conocimiento y pasión al profesional y al consumidor… ¡Y todo por el mismo sueldo…!".