La revista Enólogos publica la quinta entrega de “Los Imprescindibles”, una serie que reúne algunos de los restaurantes y tabernas más castizos de Madrid, templos legendarios que han mantenido intacta su personalidad a lo largo de los siglos y que hoy son museos vivos de la historia de España. Espacios privilegiados que permiten disfrutar del vino y de la gastronomía españolas mientras se realiza un apasionante viaje en el tiempo.
TABERNAS CENTENARIAS / RESTAURANTE CASA PEDRO
Casa Pedro - Calle Nuestra Señora de Valverde, 119 (con vuelta a calle Antonio Molina)- Madrid - TF: 917 340 201
Una pared cubierta de azulejería con dedicatorias serigrafiadas da la bienvenida a la histórica Casa Pedro, fundada por Pedro Guiñales en 1702 y regentada por Pedro Guñales en 2020. Un caso asombroso, tal vez único, de longevidad en el gremio de la restauración. Los Guiñales constituyen una saga hostelera de ocho generaciones que ha sabido preservar los secretos del establecimiento desde hace más de 300 años. Situado junto al antiguo Camino Real de Francia, en las cercanías de la Villa de Madrid, fue bautizada como Casa de la Pascuala y adquirió temprana y justificada fama como fonda y casa de comidas para arrieros, ganaderos y viajeros.
Cuando el visitante empuja la vieja puerta de madera del enorme caserón enclavado en la calle Nuestra Señora de Valverde número 119 (esquina con la calle Antonio Molina) hay una promesa que flota en el ambiente, una sensación que evoca un recetario de asados, pucheros y escabeches, de esa gastronomía mayúscula que no se deja confundir por ropajes pasajeros. Casa Pedro ejemplifica la cocina de siempre, la clásica, la que es digna de imitación. Y los clientes, sin duda, lo agradecen. Ningún negocio soporta los avatares de más de tres siglos de existencia si no es porque lo que ofrece merece la pena.
Y para atestiguarlo, esa sucesión de piezas de cerámica situadas en el zaguán de entrada, frente a la barra del bar, con la rúbrica imperecedera de actores, cantantes, humoristas, toreros y deportistas que forman parte de la memoria colectiva de varias generaciones de españoles. Estrellas como Alain Delon, Anthony Quinn, Sofia Loren, Mario Moreno ‘Cantinflas’, Luis Buñuel, Sara Montiel, Paco Rabal, Gila, Antonio Mingote, Alfredo Di Stéfano, Luis Miguel Dominguín, Antoñete, Ángel Nieto, Narciso Ibáñez Serrador, Sancho Gracia, Rafaela Carrá, Carmen Sevilla, José Luis Garci... Muchos de ellos trabajaban en los cercanos Estudios Roma, el Hollywood madrileño de la España del desarrollismo.
Casa Pedro ejemplifica la cocina de siempre, la clásica, la que es digna de imitación.
Los orígenes
Pero esa época de vino y rosas apenas representa un breve capítulo de su extensa filmografía. La historia de Casa Pedro es muy antigua y tiene, curiosamente, la particularidad de discurrir en paralelo a la de la propia monarquía borbónica. De hecho, cuando el negocio familiar abrió sus puertas acababa de estallar la Guerra de Sucesión (1701-1714), que se declaró tras la muerte sin descendencia de Carlos II, el último Habsburgo, y terminó con la entronización de Felipe V, el primer Borbón.
Muchos años después, el establecimiento tendría el honor de contar entre sus ilustres comensales con sus majestades Alfonso XIII y Juan Carlos I, bisabuelo y padre, respectivamente, del actual Rey Felipe VI, que tuvieron a bien disfrutar de la merecida fama de sus asados de cordero, sus cochinillos y sus platos de caza.
Casa Pedro siempre fue un icono de Fuencarral, municipio anexionado a Madrid en 1950. En la actualidad, el barrio de Valverde, especialmente en al área más próxima al restaurante, deja entrever aún hechuras de pueblo, con casas de dos plantas de tipología castellana, algunas antiquísimas y la mayoría de nueva construcción, levantadas alrededor de la parroquia de San Miguel Arcángel.
Casa Pedro evoca un recetario de asados, pucheros y escabeches, de esa gastronomía española mayúscula que no se deja confundir por ropajes pasajeros.
La historia a través de sus protagonistas
La familia propietaria de Casa Pedro tuvo siempre querencia al buen vino. El nieto del fundador gestionaba en 1796 la ya conocida casa de postas, en donde vendía sus tintos de garnacha. Y en 1825, Juan Guiñales Soriano, que había rebautizado el establecimiento como Casa de la Silvestra en honor a su mujer, comercializaba además de la garnacha primigenia, el moscatel y los pardillos. Esa pasión se ha visto reflejada en Bodega Pedro, un bello edificio anexo de arquitectura vernácula y origen árabe, que constituye un auténtico templo dionisiaco en el que, además, se puede disfrutar de la cocina de la casa.
En 1940, Pedro Guiñales López, hijo de Silvestra, renombró el negocio como Casa Pedro, convirtiéndolo en un referente obligado para miles de madrileños amantes de la cocina castellana. El tiempo pasa, pero la tradición permanece. Siguiendo la estela de su padre, Pedro Guiñales del Valle y su hija Irene trabajan cada día para mantener vivo el recetario de siempre, recuperando platos de la gastronomía madrileña y poniendo especial cariño en la calidad de la materia prima y el servicio. Ese esfuerzo ha sido reconocido por la Academia de Gastronomía de Madrid y el Ayuntamiento de la capital al otorgar al establecimiento una placa conmemorativa en agradecimiento por los servicios prestados a la ciudad durante su extensa trayectoria.
Embutidos ibéricos, queso manchego, croquetas caseras, sopa castellana, pulpo a la gallega, alcachofas confitadas, mollejas de cordero, callos a la madrileña, asados en horno de leña, chuletas de lechal, rabo de toro, perdiz escabechada, picantón estofado, pixin asturiano, bonito a la plancha, cogote de merluza…
Comida del pueblo para deleite de reyes.