Quiero únicamente recordar algunas de nuestras conversaciones en torno a la investigación en nuestra región, los proyectos que desarrollaba con pasión y, especialmente, su empeño por implantar la Titulación Superior de Enología en la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM). A propósito, quiero recordar que hace aproximadamente 18 años el enólogo Paco Granado y un servidor tuvimos algunas entrevistas con el rector de entonces para animarle a defender la instauración de dicha titulación, pensando en la importancia que tendría para esta región unos estudios de esta envergadura, ya que, y en contra de lo que alguien ha dicho, por aquel entonces ya se elaboraban buenos vinos, pero indudablemente hubiéramos progresado más con los aportes de una Universidad con una específica formación superior en enología.
Isidro supo verlo. Y aunque se fue sin ver nacer la titulación de Enología en la región, ayudó a muchísimos estudiantes de la Escuela de Ingeniería Técnica Agrícola (EUITA) a formarse en todo lo referente al sector del vino y su aporte fue decisivo en la configuración del proyecto de titulación específica en la universidad para enología que tarde o temprano se abrirá camino.
Hoy quiero recordar a este personaje porque, entre otras cosas, gente como Isidro es extraordinariamente necesaria, por supuesto en su vertiente humana, pero también como un científico e investigador imprescindible en nuestro sector. Afortunadamente, nos queda Ana Briones, Marisol Pérez, Carmen Verdejo y José María Alía, entre otros. Espero y deseo que no se desanimen y sigan apostando por nuestro vino. También reclamo que, por parte de quien corresponda, los atiendan y los cuiden en sus quehaceres por el bien de todos. Es un lujo tener profesionales como los citados.
¡Brindo por ellos y especialmente por mi amigo Isidro!